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F.L.E.S.H.


(Figuras Luminosas En Situaciones Hedonistas)


El deseo convertido en datos es capital contemporáneo, no cabe duda que somos parte de una época donde las lógicas productivas han cambiado. Hoy, los sistemas de producción, distribución y consumo están impregnados, penetrados y remodelados por operaciones de naturaleza fundamentalmente estética. Pero esa dimensión estética no hace más bella nuestra vida, solamente nos conduce a consumir dimensiones inagotables de belleza filtrada por un algoritmo, como promesa de goce, que es tan temporal como una scrolleada en instagram.

El trabajo de Felipe Lozano es parte de ese sistema, por condición propia de existencia –al haber sido diseñado y concebido por fecundación in vitro–, pero también porque ha encontrado un espacio agudo para mirarse reflexivamente en el reflejo de la pantalla y los dispositivos que construye. Hay una secuencia reconocible en sus últimos proyectos, que permiten ver cómo el entrenamiento de una IA (Inteligencia Artificial) no es el resultado, sino el punto de inflexión de su práctica artística.


F.L.E.S.H. (Figuras Luminosas En Situaciones Hedonistas), no propone una crítica a la pornografía o a la hegemonía corporal masculina gay que se disemina y reproduce en la pantalla y fuera de ella; propone más bien una confrontación con nuestras prácticas cotidianas de autoexposición y consumo, donde conviven el hedonismo, el deseo y la frustración, reconfigurando continuamente el mercado de las sensibilidades, que son el motor sin pausa del capitalismo transestético.

Es por eso que las redes sociales, la industria digital del porno y las apps como Grindr, pueden ser entendidas hoy como una fuente infinita de datos para ser entrenados y etiquetados, es decir una mina para el aprendizaje automático a escala, que surte con eficacia las búsquedas de los más diversos deseos que conducen nuestra pulsión por ver y sentir instantáneamente.

Si la generación de internet aún está por ser comprendida, en sus formas diversas y adversas de producción de subjetividad, la siguiente, la generación de la IA, representa un desafío que aún no podemos imaginar.