Perecer — FELIPE LOZANO

P E R E C E R

_{Una
vida nos ha sido concedida. Se aloja en un conjunto de tejidos orgánicos, y los
trasciende, expandiéndose hacia una complicada trama de intercambios simbólicos
hasta ser desplazada de lo que sea que le sea genuino, hacia una harmonía con
su dimensión más artificial. Se desdobla y es afectada. En su transcurrir nos
es dado el desear como una carencia que se vuelve impulso. Un cambio repentino
nos hace, involuntariamente, dejar de mirar nuestro propio ombligo y desear
otra vida, ya sea en el cuerpo lánguido de otro que nos erotiza, en el primer
sollozo de un recién nacido, o en la mirada atenta de otro que refleja, con sus
lágrimas, el deseo de vuelta hacia nosotros mismos.

Ese
suceder en continuidad, en fricción o flujo, con todo lo demás, el vivir y el
desear, ocurren en simultaneidad con el perecer, con nuestro propio
decaimiento. Nos sabemos frágiles, hechos de materia que se descompone y de
memorias que se desvanecen sin referente, y entonces nos aterra comprender el
límite con el que condicionamos una existencia a la que se opone lo
desconocido. A diferencia de la infinidad del universo, que también nos es
desconocida, lo que nos aterra del perecer es sabernos finitos. Pero quizás el
perecer sea solo el desgaste del roce entre el vivir y el desear; un velo,
siempre presente, siempre continuo, que se transluce y nos permite vislumbrar
el dolor, la desolación, la extinción y la herida para reflejar otra vez el
impulso, otra vez la inocencia, otra vez la carencia, otra vez el deseo, otra
vez la vida concedida.}

_{Juan Ruge}